Es impactante, interesante, como el inconsciente despierta, cuánta información contiene. Aún todo lo que he aprendido se queda corto para atisbar la superficie.
Es impactante como una persona, un lugar, una situación despierta algo en ti.
Es impactante como la calma aparece sin más.
Despertó en mí el viernes 23. No la entendía, ni siquiera tenía tiempo de pararme a preguntar por qué estaba ahí. Era inherente a mí. Calma, mucha mucha calma interior. Pertenencia extraña, caminar seguro, silencio...
De vuelta un torbellino demasiado intenso. Necesidades, miedos, carencias... Y el inconsciente va hablando su idioma, procurando hacerse entender, a su ritmo. Y esta vez la calma debe ser buscada para dar lugar a la comprensión consciente. Al equilibrio. A la paz.
Somos tanto, conjunto de tanto, producto de tanto... Y tan bello... hay tanta luz donde creíamos que había oscuridad. Sólo hace falta paciencia, tiempo y todo lo nuestro, inconsciente y consciente, acaba encontrando el equilibrio al que pertenece, donde ya no importan los porqués, porque sólo y simplemente, se es.
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