sábado, 26 de abril de 2014

Viajes

Los viajes que emprendemos abren compuertas escondidas en nuestro interior. Salimos de lo común, conocido, usual, para aventurarnos en un mundo diferente. Nuevos cielos, nuevas tierras, nuevos idiomas. 
                                                                          Vista des de Carcassone - Marzo/2014

En algún momento en ese caminar ciertos aspectos comienzan a tambalearse. La emoción por lo que ves, distinto a tu hogar, se une al miedo y la precaución.

Muchas veces me he encontrado a mí misma buscando retazos de mi hogar. Un café conocido, una persona que hable mi idioma, una foto en el bolsillo, que me conecten con la seguridad. 

                                                               Árbol del conservatorio de música de Orange (France) -Abril/2014


                                                Playa de Segur de Calafell - Marzo/2014



Otras veces me veo caminando sin rumbo, dejando que aquellos nuevos lugares me abran sus puertas, sus historias. Descubro así nuevos puntos de vista, nuevas formas de expresarse, y en mí, aptitudes que pensaba no poseer. Fascinación, fuerza, apertura, confianza, amor.

Los viajes a lugares desconocidos son un buen espejo del viaje interior que millones de personas emprenden. Nos asusta y nos emociona al mismo tiempo. Buscas un ancla para no perderte y, aún así, buceas en tu interior sin saber si lo que encontrarás te va a fascinar, asustar, o ambas a la vez. Y es en ese camino dónde empiezas a descubrir lo infinito. Creencias, habilidades, razonamientos, lealtades, miedos, fe.

Dicen por ahí que en el equilibrio se encuentra la paz. Cada parte de nosotros está destinada a cuidarnos, protegernos. Aceptar las más duras, las que no concuerdan con lo que creemos que es correcto, es un trabajo constante de amor propio. Un trabajo que, cuando comienza a practicarse, se va extendiendo a los demás. Aceptación de reacciones, de miedos, debilidades, carencias y habilidades, dolor y amor. 

Viajar es uno de los regalos más extraordinarios que me ha dado la vida. Ya sea a la otra punta del mundo perdida en una isla, a la ciudad que está a cien kilómetros de mi casa, a los mundos que conforman cada persona que me encuentro, o a mi propio interior tan lleno de todo. El viaje es fascinante, una gran aventura, y una enorme oportunidad... para lo inimaginable.